Rhina Toledo nació en las Filipinas, vivió brevemente en España, y ahora está en México con su esposo y sus tres hijos. Decisiones sencillas le han dirigido por todo el mundo y han tenido gran impacto. (Click here to read the interview in English.)
Díganos un poco sobre usted- ¿Dónde nació?
Nací en Filipinas. Somos cinco hermanos. Mi mamá fue maestra de primaria y fui alumna de ella en 4º grado. Mi papá trabajaba en un restaurante en Manila, el capital. Iba y regresaba cada 15 días.
¿Y nació usted en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?
No, conocí la iglesia a los 21 años. Había recién terminado la universidad. Mi mamá es católica, pero nunca me ha gustado. Desde que tenía 8 años empecé a buscar, escuchar otras creencias. Mi mejor amiga, que eran pentecostal, me invitaba a su iglesia, y me gustaba. Empecé a encontrar algo que me llenara el alma y el espíritu. Empecé a estudiar la Biblia, pero todavía faltaba algo. Un día vi a unos misioneros de la Iglesia pasar por la casa de mi prima. Al ver estos misioneros me dije, “a ver qué dicen.” Fui muy escéptica, todos decían que eran los que dicen los anti-Cristos. Pero yo pedí el Libro de Mormón y empecé a leer desde la introducción, pensando que podría ver al leer si eran anti-Cristos. Desde que empecé a leer, me llamó la atención. Pareció que algo tenía de verdad, y seguía leyendo. Me acuerdo de que tuve que orar, para pedirle a Dios para ver si era verdad, Y, sí, yo sentía algo. Todavía me reservada para seguir conociendo. No quería precipitar.
¿Y es usted así en todas las cosas de la vida? ¿Tiene precaución en tomar todas las decisiones?
Sí, me acordaba que en la Biblia hablaban de los que querían engañar, que decían que son de Jesucristo pero que no son, y que querían desviarnos. Me reservaba unos días, pero ya sentía algo poderoso, y pensé, esto sí que es la palabra. Ayuné, le pedí a Dios saber con certeza que esto es verdad, porque no quería arrepentirme o equivocarme. Entonces, recibí una confirmación sin equivocación. Yo sabía que Él era el único que podía decirme con certeza. Y creo que a las tres semanas yo me bauticé.
¿Y qué pensaron los de su familia?
Estaban bien tristes y enojados. El día que me bauticé, íbamos yo y los misioneros para agarrar uno de esos triciclos con la moto de mi pueblo a la estaca porque allí estaba la pila bautismal. Mi mamá estaba corriendo tras de mí diciendo, “Rhina, Rhina, ¡no te vayas!” Me partí el alma viendo a mi mamá corriendo detrás de mí, y yo, pensando, “¡Esto ya no puedo!” Estaba determinada yo a bautizarme este día, y era mayor de edad, pero estaba llorando porque mi corazón estaba partido en dos. Llegué a mi propio bautismo y no conocí a nadie aparte de los misioneros. Los Élderes me presentaron a unos misioneros adultos. Eran muy amorosos y la verdad, hasta este momento me da mucha emoción pensar en ellos. El Élder adulto me dijo, “Rhina, no me permiten abrazarte, pero te voy a abrazar.” Me dio un abrazo y hasta allá, con muchos nervios, me dieron la ropa bautismal. ¡Pero me lo puse al revés, y fue tan incomodo! ¡Y nadie me dijo nada!
¡Es la moda al estilo de Rhina!
Fue tan especial. ¿Sabe qué recuerdo de ese momento? Cuando me dieron la confirmación yo sentí tan fuerte, fortísimo, el Espíritu. No sabía que fue el Espíritu Santo, pero estaba temblando literalmente. No me acuerdo ni una palabra de la bendición que me dieron, pero lo que em acuerdo es lo que sentí en ese momento.
¿Y cómo los otros miembros le ayudaron no sentirse aislada como la única miembro de su familia?
Me visitaron. En las noches de hogar fuimos a los diferentes miembros de la rama. Resultó que el presidente de la rama era un pariente lejano. Él me ayudó mucho en lo espiritual. Me daba muchos libros que estudiar. Estaba solo unos meses allí después de bautizarme antes de ir a España con mi papá. Mi familia seguía pensando que había hecho mal. Pero no les hacía caso porque mi convicción fue total. Fue como dijo José Smith, nadie me podía decir que no lo sentí. Ninguna de mi familia se ha unido más a la Iglesia. Solo mi esposo, que también fue converso después de conocernos.
¿Y por qué fue a España con su papá?
Mi papá fue para trabajar. Fuimos allí a vivir 4 años. Aun estando en España, tenia amigos que hablaban inglés y tagalo. No solía salir mucho y quería aprender español. En aquel momento estaba empezando apenas los chats. Allí, en la computadora, encontré uno de México. ¡Me ayudaba con mi español, y desde allí empezó todo!
¿Por cuánto tiempo hablaron en línea antes de conocerse en persona?
Más de un año. “Un poquito más,” yo me dije, “y le voy a conocer.” Así que vine aquí a México a conocerlo, ¡y de allí ya no regresé a España! Empezamos nuestra familia y ahora tenemos tres hermosos hijos: Sophie, Iñaki, y Adrián.
¿Y cómo se convirtió su esposo?
Para él también fueron muy impactantes los misioneros mayores. Lo visitaban aquí en Playa del Carmen. Tuvimos una muy buena amistad con ellos. Invitamos a los misioneros a comer, los atendía, platicaban, les daban charlas, y hasta allí y nada más. Un día, uno de los hermanos mayores me dijo, “Rhina, ustedes van a sellarse en tal fecha.” Y yo le dije, “¿Cómo? Ni siquiera está bautizado.” No podía creerlo. Era un sueño. Un sueño hecho realidad.
¿Cómo llegó a ser maestra de inglés?
En las Filipinas aprendemos inglés y tagalo en las escuelas. El principio de nuestro matrimonio trabajábamos y vivíamos en un hotel aquí. Yo, desde pequeña, era mamá de tiempo completo. Llego un momento cuando nació mi tercer hijo que necesitaba otro trabajo. Le pedí a hi Padre Celestial ayudarme. Quería un trabajo que me dejara estar con mis niños y no trabajar los domingos, lo que parecía una búsqueda eterna de trabajo. En ese período yo oraba mucho y buscaba los anuncios. Un día me encontré con la coordinadora de la escuela de mis hijos y mencioné que estaba buscando trabajo y me dijo, “¡Venga para una entrevista! ¡Necesitamos una maestra de inglés!” Me quedó como un anillo en el dedo. Mi Padre Celestial me cumplió todos mis deseos. Pude estar con mis hijos, pudimos pasar juntos los fines de semana, pude ir a la capilla y al templo una vez al mes. Todo lo que había pedido- y creí que fue mucho pedir- me dio todas esas bendiciones. Creía que había un propósito. Yo creo que no fue casualidad que encontré ese trabajo. En ese entonces asistíamos a una ramita de la Iglesia en Puerto Aventuras. A mi esposo le despidieron de su trabajo. No sabíamos qué hacer. Un domingo, conocimos a unos canadienses, miembros de la iglesia, que asistieron a nuestra rama. Ellos buscaron una maestra de inglés de los cursos 7-9. El sueldo que ofrecieron fue el doble o el triple. Les dije se estaba interesada, claro, y eso es la historia de cómo llegué a trabajar por unos jefes tan generosos.
Díganos algo de su escuela. Es obvio que ustedes tienen un amor profundo por sus estudiantes y las situaciones difíciles en que viven.
Me contagió el ejemplo de mis jefes, Joel y Laura Bancroft. Qué tanto amor tiene para esta gente que no conoce, que vienen de otro país para empezar este programa de estudiar ingles a los más necesitados. No tienen otra oportunidad de estudiar inglés porque no pueden pagar la escuela privada. Y si hablan inglés, gana más dinero. Eso vieron mis jefes, vieron la necesidad, y abrieron la escuela para ayudarles a tener mejores oportunidades laborales.
¿Les ha afectado la pandemia?
Es tan difícil. Suspendimos las clases, y no es posible hacer clases en línea. Las familias no tienen Internet, y les cuesta comprar datos para usar el celular- o van a comer o van a estudiar. Y yo no podía exigir. Solo espero que regresen. Se que muchos se quedaban sin trabajo y tenían que regresar a sus pueblos natales lejanos. Creo que veo mi vida desde las Filipinas y España ha sido un plan trasado- estoy destinada a llegar a México. Me gusta mucho, somos muy parecidos. Me llevo bien con los mexicanos y son muy amables.
¿Cómo es que estas experiencias le ayudan a seguir al Salvador?
Como miembro de la iglesia, es universal la idea de ser seguidora de Jesucristo. Pero creo que mi manera personal es de esforzarme de hacer las cosas pequeñas pero importantes, quizás esforzarme a vencer algunas debilidades que tengo, de ir mejorando, día por día, y aunque te equivoques, seguir intentando. Me he dado cuenta de que mi misión ahorita, lo mas importante, es mi familia. Creo que el plan para nosotros es el don máximo que nuestro Padre Celestial nos da. Es bueno recordar que podemos corregir y tratar de nuevo. Él nos tiene mucho en mente. Él trata de recordar a sus hijos a quién acudir. Yo sé su tendencia es pedirnos saber que si nos equivocamos no es el fin del mundo. El Señor está con los brazos abiertos para recibirnos. Y testifico que no hay otra cosa que Dios que nos puede llenar el alma de alegría.
At A Glance
Name: Rhina Kathleen Toledo Benavides
Age: 46
Location: Playa del Carmen, Quintana Roo, México
Occupation: Maestra de Inglés
Convert to the Church: 27 abril, 1997
Schools Attended: Universidad de Arellano, BYUI
Languages Spoken At Home: Español
Favorite Hymn: Yo sé que vive mi Señor
Interview Produced and Translated by: Jenny Willmore