Alejandra Salas

A Alejandra Salas le gusta escribir, especialmente cuando sus palabras pueden fortalecer y apoyar a otras mujeres y a sus familias. Siguió una impresión espiritual crear un sitio nuevo llamado Refugios Fuertes para compartir recursos del evangelio con mujeres de todo el mundo.  Refugios Fuertes es una colaboración nueva con el LDS Women Project- nos ayudarán a traducir entrevistas y ensayos a español. (Click here to read the interview in English.)

Alejandra Salas

¿Nació en la iglesia o es conversa?

Mi abuela era una mujer viuda y una católica devota hasta que conoció la iglesia a los 30 años. Ella contaba que apenas los misioneros le dijeron que no estaba bien fumar, ella tiró su cigarrillo y nunca más volvió a fumar. Así de determinada era ella cuando sentía que algo era correcto. Años después, su único hijo, mi papá, se casó en el templo y le dio 5 nietos.

Estoy agradecida de que mi abuela haya tenido la valentía de cambiar su vida por seguir a Jesucristo. Atesoro ese legado más ahora que soy adulta y puedo entender cuántas cosas ella dejo atrás.

¿Cómo es su familia?

Mis hermanos y yo nacimos en Argentina y luego mis padres decidieron irse a vivir a Europa. Viví en Italia, Inglaterra y España por algunos años hasta que cumplí 23 años y sentí fuertemente que tenía que volver a Argentina. Mis padres confiaron en mi decisión y me vine sola a vivir a Buenos Aires. Apenas dos meses después de llegar conocí a mi esposo y en seis meses me estaba casando en el templo de Buenos Aires.

Esa experiencia me enseñó que el Señor nos va mostrando el camino y nosotros avanzamos solo teniendo fe sin saber exactamente que va a pasar. Pero Él sí lo sabe.

Este año cumplimos con mi esposo once años de casados y tenemos dos niñas, 1 varoncito y esperamos llegue alguno más en el futuro. 

Alejandra con su familia

¡Qué bueno que usted también tiene la fe de su abuela actuar en las impresiones que recibe! ¿Es como su abuela en otros aspectos?

Era gracioso que mi abuela llevara un diario con anotaciones para todos lados, le encantaba escribir. Creo que eso es algo que compartimos todos en mi familia, casualmente mi mamá es escritora también.

Hace un año, mi esposo me compartió algo que me hizo meditar mucho sobre “escribir”. Él me dijo que tenemos el potencial para que las promesas de la Bendición Patriarcal se cumplan, pero que no se cumplirán solas, si no que tenemos que hacer algo para que se cumplan. Eso me cambió un poco la visión con respecto a una promesa en particular que yo me había “sentado a esperar” que ocurra relacionada con ayudar a otras personas a fortalecerse mediante mis palabras. Medite, oré y finalmente decidí empezar a escribir y grabar podcasts para mujeres.

Dar ese paso me permitió confiar más en Dios al ver cómo el magnifica nuestras acciones cuando tratamos de usar nuestros talentos embarcándonos en alguna buena causa.

Creo que muchas mujeres, como yo, se sienten insignificantes al pensar en cómo ayudar a un mundo tan decadente con nuestros “diminutos” talentos. Pensamos tal vez que no podemos cambiar nada y eso nos hace postergar nuestras pequeñas pero buenas iniciativas. Pero ¿y si elegimos pensar distinto sobre nuestros talentos? Cada una puede usar sus talentos para hacer algo pequeño y luego orar pidiéndole al Padre Celestial que consagre ese pequeño aporte para que se magnifique y sea para el beneficio alguien.

Hay que animarse a encender nuestra luz, porque por más pequeña que sea, va a ser más brillante que la oscuridad del mundo.

¡Estoy completamente de acuerdo! Creo que algunos talentos tenemos gracias a la genética, y no es que esos talentos no debemos consagrar, pero creo profundamente que todos tenemos talentos que hemos recibido de nuestros Padres Celestiales, y que esos talentos esperan que consagremos para bendecir al mundo.

Tal cual. Y lo que hemos heredado de Nuestros Padres Celestiales es aún más significativo, nos da un propósito en el plan de Dios. Creo que también en esa parte heredada de Dios es donde tiene origen lo que algunos han llamado “el descontento divino” que básicamente es ese sentimiento que se produce por la diferencia entre quienes somos y quienes podemos llegar a ser. Este descontento divino nos motiva a actuar y nos ayuda a recordar nuestra divinidad.

Estoy segura de que podemos dar pequeños pasos hasta convertirnos en quienes realmente somos. ¡Siento dentro mío que todavía me falta tanto! Pero sigo caminando y confío en mi Padre Celestial porque Él confía en mí.

Es un poco difícil a veces, especialmente cuando sentimos que la respuesta está fuera de nuestra zona de confort. Por ejemplo, cuando la respuesta está en “irse a vivir sola a Argentina” o en “empezar a grabar podcasts”, tienes que confiar mucho en que Dios consagrará tu intento y te ayudará.

Alejandra y Analía

Por ejemplo, cuando me dispuse a grabar los podcasts, el Señor puso en mi camino a mi amiga Analía que tenía el mismo sentimiento de empezar un proyecto para brindar apoyo a las mujeres. Así que nos unimos y armamos la página de Refugios Fuertes” donde compartimos materiales gratuitos, subimos podcasts y tenemos un blog con reflexiones para fortalecer la familia.

Y veo que, en los podcasts y blogs de Refugios Fuertes, ustedes se centran en dar ánimo y consuelo a las mujeres del mundo en sus esfuerzos por vivir el evangelio y fortalecer a sus familiares. ¿Por qué se enfocan tanto en esto? ¿Cuáles eran las necesidades que vieron en el mundo?

Creo que estamos viviendo una etapa única en el mundo, lo dicen los líderes constantemente. La maldad está en todas partes, pero la verdad es que también abundan las oportunidades, especialmente para las mujeres. Hoy en día tenemos muchos privilegios que nuestras madres y abuelas no han tenido. Creo que, solo necesitamos mantener la visión correcta para poder sentirnos animadas y lograr fortalecer nuestro hogar.

Nuestra meta en Refugios Fuertes es justamente trasmitir esa visión con otras mujeres para alentarlas a afrontar las distintas situaciones de la vida con resiliencia y ánimo. Yo me he fortalecido escuchando las experiencias de otras mujeres y he aprendido mucho de ellas. Creo que todas tenemos una historia que puede fortalecer a otras.

Alejandra con su hijo menor

Por ejemplo, una experiencia que he compartido y que muchas mujeres me han escrito después contándome de que realmente las ayudó fue cuando hablé sobre inteligencia emocional en un podcast. Hable sobre mi hijo menor que nació sin poder ver de un ojo y esta condición se nota físicamente. Se ve levemente bizco. Esa semana había llevado a mi hijo al parque y por primera vez escuche a otros niños señalándolo y riéndose de él. Obviamente enseguida me sentí abatida; no podía hablar. Ver que se burlaban de él fue un puñal en mi corazón. Enseguida se me llenaron los ojos de lágrimas y empecé a llenarme de pensamientos tristes. Que siempre iba a ser así; que mi hijo iba a sentirse mal cuando sea más grande; y hasta pensé ¿porque a él? cuando había tantos niños en esa plaza con los ojos perfectos, ¿porque mi hijo nació con esa dificultad? Tenía un nudo en la garganta, y cada vez me sentía peor. Cuando habían pasado unos minutos era tanto el dolor en mi alma, que me di cuenta de lo que me estaba pasando. Me dije a mi misma, ¡no voy a pensar más de esta manera! Tomé una decisión ese día y la compartí en el podcast con otras mamás. Me di cuenta de que yo estaba en control de mis pensamientos y que podía elegir intencionalmente cambiarlos. Los reemplacé, con mucho esfuerzo, y decidí que yo le iba a enseñar a mi hijo que su dificultad física no es un impedimento. Dios tiene una misión para él, así como está y él es exactamente como debe ser. Les compartí a las otras mujeres que yo había decidido que mi hijo iba a tener una mamá que lo admire, que lo acepte como es, que no sienta ganas de llorar al pensar en él, que le trasmita esa seguridad en sí mismo que él necesitará también desarrollar en su vida. Les conté en podcast que tenemos la capacidad de cambiar nuestros pensamientos y que aprender a hacerlo será clave en nuestra maternidad, especialmente cuando hay una situación que no podemos cambiar. Puede que mis pensamientos positivos no curen a mi hijo, pero me cambian a mí y cambian la experiencia que estoy teniendo en el mundo.

Compartir esas experiencias y escuchar las experiencias de otras mujeres, es llenarse de esperanza. Es darse cuenta de que podemos cambiar, de que podemos ser mejores cada día y de que todo tiene un propósito más elevado del que podemos ver a simple vista.

¿Cómo le hizo sentir al saber que estas experiencias que compartió, y la decisión compartirlas, ayudó a tantas hermanas?

Aprendí que podemos encontrar una felicidad profunda al poner nuestros dones al servicio de los demás. Leí en algún lado que la receta para encontrar un propósito en la vida es mezclar un pequeño talento con servicio a los demás y creo que es así. Creo que la vida tiene más propósito cuando superamos nuestras inseguridades, confiamos en Nuestro Padre Celestial y consagramos lo que somos al servicio a los demás.

También, esta experiencia me recordó que no hay que esperar a sentirnos “capaces” o “calificadas” para empezar a actuar de acuerdo a lo que sentimos que debemos hacer. Creo que al empezar a actuar vamos aprendiendo y capacitándonos para eso que queremos hacer. Me acuerdo también de una experiencia que tuve cuando yo tenía 20 años y me fui a vivir sola a Londres para aprender inglés. Yo trabajaba en una tienda de desayunos y podíamos llevarnos los paninos (sandwiches) que sobraban cada día. De camino a mi departamento siempre le dejaba un panino a un hombre que vivía en la calle y de a poco nos empezamos a hablar. Un día le conté que yo estaba en Londres para aprender inglés pero que no tenía dinero suficiente para pagar un curso todavía. Al día siguiente él me estaba esperando con un cuaderno y un lápiz, y se ofreció a enseñarme. Cuando le conté a mis amigos, ellos también fueron para que él les enseñara y de una semana para otra este hombre sin hogar se convirtió en profesor de inglés voluntario. Al mes siguiente yo me fui de Londres, no supe más nada de él y ahora, después de tantos años, medito en cómo se habrá sentido dando ese servicio ¿Acaso se habrá encontrado a sí mismo cuando se embarcó en el servicio a los demás?

Sinceramente, creo que vamos transitando distintas etapas en la vida y hay momentos en los que podemos dar y hay momentos donde necesitamos recibir. Y sobre todo hay momentos donde recibimos más luz cuando estamos dando. Por eso lo que más me gustaría es ver en el futuro a alguna de las que me escribieron fortaleciendo a otras mujeres, tal vez incluso grabando podcasts también, o animarse a participar en Refugios Fuertes para edificar a otras mujeres. Creo que a medida que el mundo avanza contra la familia, tenemos que hablar más sobre principios rectos y fortalecernos unas a otras. Podemos animarnos a ser más de lo que somos y solo ocurrirá cuando “escuchemos” lo que el Padre quiere de nosotros y empecemos a actuar. Él nos ayudará a convertirnos en quienes tenemos el potencial de ser.

Me gusta mucho el énfasis que pone en que las mamás y las hermanas se apoyen- ¿qué apoyo ha sentido y han sentido sus hijos y su esposo de otras mujeres y hermanas? 

Alejandra con su esposo

Creo que mi mayor ejemplo en esta tierra es mi esposo. Él es mi mejor amigo y mi consejero. Pero también me he sentido muy inspirada por las mujeres de mi familia. Cuando paso por momentos de cambios y me cuesta adaptarme, recuerdo cómo mi madre viajo sola a Italia sin hablar una palabra de italiano para buscar un mejor futuro para nosotros y gracias a ella pudimos luego irnos a vivir todos allá. Cuando pienso en abandonar algún proyecto pienso en mi hermana mayor que logró tanto éxito en lo laboral gracias a su sentido de la responsabilidad y su determinación. Mi hermana menor que dedicó su servicio como misionera en Brasil y cambió la vida de tantas personas. Mi abuela materna me dio su ejemplo como enfermera que ayudaba aún a los que no tenían para pagarle. Incluso mis hijas son una inspiración para mí porque veo como el Padre Celestial ha puesto en ellas cualidades divinas para que puedan preparar este mundo para la segunda venida. Haber estado rodeada de mujeres tan nobles ha sido para mí una bendición que me dio el valor para tomar buenas decisiones.

También, me han inspirado mujeres como Heather Farrell y sus libros sobre las mujeres en las escrituras. No solo me han ayudado sus libros, sino saber que ella los escribió siendo mamá de seis hijos creo que es lo más inspirador. Conocer su historia me ayudó a ser una mejor mamá porque mi tendencia natural es dedicarme 100% a mis hijos, pero ver mujeres como ella que además de ser madres también usan sus talentos para embarcarse en otros proyectos, me ayudó a tener una visión más clara de lo que el Padre Celestial esperaba de mí. Ahora además de dedicar mucho tiempo enseñando a mis hijos, también agregué otras actividades a mi vida que me permiten enseñarles más con el ejemplo.

Alejandra con su mama y hermana

Los líderes han mencionado mucho últimamente que este el momento de que las mujeres den un paso al frente y tomen su lugar al lado de los hombres en el Reino. El discurso del presidente Eyring titulado “Hermanas en Sion” es un claro ejemplo de que el llamado para las mujeres es el de edificarnos unas a otras y creo que eso se da mediante el ejemplo, el servicio y el amor.

Haber vivido en distintos países me ayudó a darme cuenta que hay una gran diferencia entre las culturas locales y la doctrina de la iglesia. Aunque cambien los idiomas, las razas y las tradiciones, todas las mujeres somos llamadas a tomar nuestro lugar, confiar en nuestra revelación personal y actuar de acuerdo a ella. Creo que Dios espera mucho de nosotras y nos está diciendo sean una, ayúdense, acéptense y dense la mano unas a otras.

Justo antes de venirme a vivir a Argentina, yo estaba viviendo en las Islas Canarias y era la única joven soltera de mi rama. Tomando una decisión un poco inmadura de mi parte, decidí dejar de asistir a las clases de Instituto donde yo era la única alumna. Un tiempo después de casualidad pasé por enfrente de la casa que funcionaba como capilla y noté que estaba abierta. Entré y encontré a Elena, mi maestra de instituto, sola en un aula. Le pregunté que estaba haciendo ahí si yo le había avisado que no iba a asistir más y era su única alumna. Aún recuerdo su mirada amorosa cuando me contestó “tu decidiste no venir más pero yo no decidí dejar de preparar las clases. Mi Padre Celestial me ha dado esta simple tarea y yo voy a cumplir mi parte. Cuando tú quieras venir, sabes que me vas a encontrar aquí”. Después de descubrir el servicio desinteresado que ella brindaba en silencio, mi corazón se conmovió y gracias a ella volví a asistir a esas clases de instituto tan necesarias para una joven.

Aunque no seamos perfectas en todo, todas podemos ser un ejemplo en algo específico. Todas podemos cumplir nuestra pequeña parte.

At A Glance


Name: Alejandra Salas

Age: 35

Location: Buenos Aires

Marital History: Casada desde el 2010 con Ezequiel

Children: dos hijas de 8 y 6 años; y un hijo de 2 añitos

Occupation: Actualmente madre y trabajadora independiente

Convert to the Church: bautizada en 1994, aunque mi conversion todavía sigue ocurriendo

Schools Attended: Diplomada en Administración de Empresas en BYUI

Languages Spoken At Home: Español, Inglés e Italiano

Favorite Hymn: Acompañame (himno 99)

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Interview produced and translated by Jenny Willmore